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¿Por qué Rafael Correa?
Por Martín Landa |
nuevatribuna.es |
18 Febrero 2013 - 11:13 h.
Cuando uno visita Ecuador y habla con la
gente de sus pueblos, la primera impresión que percibe es el cariño y el
respeto por su presidente Rafael.
Algo que, con nuestra visión europea de creciente desapego de los políticos, no deja de sorprendernos.
Pero es que si uno observa un poco más allá de los afectos y escucha la transformación que viene experimentando el Ecuador en los últimos seis años de presidencia de Rafael Correa, comprende fácilmente ese cariño y participa con ellos de la idea que defienden y que ha venido siendo lema de campaña de los partidarios de Correa, “aquí ya tenemos presidente, tenemos a Rafael”. Frase que resume perfectamente lo que reflejan la inmensa mayoría de los comentarios positivos que he venido escuchando en los diversos sectores de la población por donde me he movido. Desde Guayaquil a Quito, pasando por Cuenca, Galápagos, Baños o La Tacunga…Desde taxistas a operadores de viajes, guías o gente común con la que he hablado en autobuses y bares.
Unos me han señalado la transformación que han experimentado las carreteras en los últimos seis años, otros la mejora en la educación donde la gratuidad y la calidad van ahora de la mano, se les facilitan los libros gratis y el uniforme, y se ha puesto en marcha un sistema de becas que les permite terminar su formación (a los mejores estudiantes) en las más prestigiosas universidades del mundo. Y donde además, se ha puesto en marcha un sistema de evaluación permanente del profesorado, del funcionariado, de la propia policía y de todos los servicios públicos.
Si es el caso de la sanidad pública, me dicen, hoy es gratis en la mayor parte de las consultas y de las medicinas, algo insólito hace unos pocos años.
De éste Ecuador a lo que recuerdan los ecuatorianos que pasaba anteriormente a Rafael Correa, hay una barrera tan grande que todos se muestran convencidos de que no habrá segunda vuelta, porque ya tienen presidente.
Incluso algunos de los escasos testimonios de detractores de Correa que me he encontrado, le reconocen al presidente sus aciertos y la integridad con la que se ha venido manejando en la administración de los recursos públicos. Y lo que le achacan es su cercanía al “eje del mal”: léase Venezuela y Cuba principalmente. Además de algunas actitudes dictatoriales en el proceso de gobierno.
De hecho, sus opositores, a lo largo de la campaña electoral, lo más grave que han encontrado para achacarle al presidente, ha sido que utilizaba el avión presidencial de las fuerzas aéreas para sus desplazamientos electorales… Eso mismo pone en evidencia la falta de argumentos serios que oponer a la acción de gobierno de Correa. Y eso hoy, en la política del mundo y especialmente de este continente, es ya una virtud difícil de encontrar.
No quiere decir todo esto que no tenga, el futuro gobierno de Rafael Correa, una ardua tarea por delante en la modernización del País, en el combate contra la delincuencia organizada (especialmente en lo que afecta a Guayaquil y Quito), y en el seguir trabajando en la redistribución de la riqueza. Pero desde luego a partir del enorme camino recorrido hasta aquí y con el cariño y el respeto de la mayor parte de la población ecuatoriana.
Tuve la suerte de escucharle al presidente en directo en Santa Cruz, le vi como se dirigía a su pueblo y les pedía solo memoria. Que recordaran como estaban hace seis años, que recordaran a los tres gobiernos anteriores al suyo y que lo compararan con el País que están construyendo entre todos…
La gente lo debía recordar muy bien porque atronaban con el ya tenemos presidente, tenemos a Rafael. Fue realmente emocionante.
Estas son, queridos lectores, algunas de las pequeñas cosas y anécdotas de mi viaje por Ecuador que les pueden ayudar a entender el fenómeno y el por qué del presidente Rafael Correa más allá de los resultados electorales concretos.
Algo que, con nuestra visión europea de creciente desapego de los políticos, no deja de sorprendernos.
Pero es que si uno observa un poco más allá de los afectos y escucha la transformación que viene experimentando el Ecuador en los últimos seis años de presidencia de Rafael Correa, comprende fácilmente ese cariño y participa con ellos de la idea que defienden y que ha venido siendo lema de campaña de los partidarios de Correa, “aquí ya tenemos presidente, tenemos a Rafael”. Frase que resume perfectamente lo que reflejan la inmensa mayoría de los comentarios positivos que he venido escuchando en los diversos sectores de la población por donde me he movido. Desde Guayaquil a Quito, pasando por Cuenca, Galápagos, Baños o La Tacunga…Desde taxistas a operadores de viajes, guías o gente común con la que he hablado en autobuses y bares.
Unos me han señalado la transformación que han experimentado las carreteras en los últimos seis años, otros la mejora en la educación donde la gratuidad y la calidad van ahora de la mano, se les facilitan los libros gratis y el uniforme, y se ha puesto en marcha un sistema de becas que les permite terminar su formación (a los mejores estudiantes) en las más prestigiosas universidades del mundo. Y donde además, se ha puesto en marcha un sistema de evaluación permanente del profesorado, del funcionariado, de la propia policía y de todos los servicios públicos.
Si es el caso de la sanidad pública, me dicen, hoy es gratis en la mayor parte de las consultas y de las medicinas, algo insólito hace unos pocos años.
De éste Ecuador a lo que recuerdan los ecuatorianos que pasaba anteriormente a Rafael Correa, hay una barrera tan grande que todos se muestran convencidos de que no habrá segunda vuelta, porque ya tienen presidente.
Incluso algunos de los escasos testimonios de detractores de Correa que me he encontrado, le reconocen al presidente sus aciertos y la integridad con la que se ha venido manejando en la administración de los recursos públicos. Y lo que le achacan es su cercanía al “eje del mal”: léase Venezuela y Cuba principalmente. Además de algunas actitudes dictatoriales en el proceso de gobierno.
De hecho, sus opositores, a lo largo de la campaña electoral, lo más grave que han encontrado para achacarle al presidente, ha sido que utilizaba el avión presidencial de las fuerzas aéreas para sus desplazamientos electorales… Eso mismo pone en evidencia la falta de argumentos serios que oponer a la acción de gobierno de Correa. Y eso hoy, en la política del mundo y especialmente de este continente, es ya una virtud difícil de encontrar.
No quiere decir todo esto que no tenga, el futuro gobierno de Rafael Correa, una ardua tarea por delante en la modernización del País, en el combate contra la delincuencia organizada (especialmente en lo que afecta a Guayaquil y Quito), y en el seguir trabajando en la redistribución de la riqueza. Pero desde luego a partir del enorme camino recorrido hasta aquí y con el cariño y el respeto de la mayor parte de la población ecuatoriana.
Tuve la suerte de escucharle al presidente en directo en Santa Cruz, le vi como se dirigía a su pueblo y les pedía solo memoria. Que recordaran como estaban hace seis años, que recordaran a los tres gobiernos anteriores al suyo y que lo compararan con el País que están construyendo entre todos…
La gente lo debía recordar muy bien porque atronaban con el ya tenemos presidente, tenemos a Rafael. Fue realmente emocionante.
Estas son, queridos lectores, algunas de las pequeñas cosas y anécdotas de mi viaje por Ecuador que les pueden ayudar a entender el fenómeno y el por qué del presidente Rafael Correa más allá de los resultados electorales concretos.
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