Los pilares de Dios
El poder del Opus, los ‘kikos’ o los Legionarios de Cristo está en el aire.
Los influyentes movimientos apoyados por los dos últimos papas, y sobre los que la Iglesia española ha cimentado su lado más conservador, se enfrentan a la incógnita del relevo en el Vaticano
La catedral de la Almudena de Madrid es el símbolo del poder de los
movimientos neoconservadores en España. La metáfora de su éxito. El
monumento a su soberbia. En este templo de 102 metros de longitud y 73
de altura, todo remite a las nuevas realidades de la Iglesia.
Las monumentales pinturas al fresco de estilo bizantino y calidad
discutible que decoran el ábside y las vidrieras que lo rodean son obra
de Kiko Argüello, de 74 años, iniciador del Camino Neocatecumenal (los kikos),
un movimiento conservador en la ideología y magnético en las formas
(que remiten a las sectarias comunidades cristianas de la antigüedad)
nacido en las chabolas de la periferia de la capital en 1964 para
convertir a los católicos descarriados. Hoy cuenta en España con más de
300.000 seguidores muy comprometidos y enormemente prolíficos. Los kikos poseen también en el templo catedralicio una capilla que, prevén, será la última morada de su líder carismático y apocalíptico.
Los cardenales españoles del cónclave
Antonio María Rouco Varela
No son los únicos propietarios de un pedazo de la Almudena. En el extremo opuesto, otra capilla pertenece al Opus Dei,
un movimiento integrado básicamente por laicos de clase acomodada
nacido en Madrid en 1928 y que, bajo la premisa de “santificar el
trabajo”, monopolizó durante décadas el poder político y económico en
nuestro país. Hoy, sin hacer ruido, mantiene una confortable presencia
en Roma, el Ibex 35 y el Partido Popular. Su capilla está decorada con una escultura de su fundador, san Josemaría Escrivá de Balaguer.
El santo está como en casa. Esta catedral fue terminada en 1993 gracias
al empeño de un grupo de miembros de su obra (encabezado, como recuerda
una placa, por el teniente general Álvaro Lacalle Leloup) que en los
ochenta se conjuró para captar fondos (públicos y privados) y concluir
este templo que llevaba 30 años abandonado, plagado de ratas y donde los
yonquis se colaban para chutarse.
Más info;
0 comentarios:
Publicar un comentario