Carta sobre lo que está pasando en Grecia y no sale en los medios
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Los medios de comunicación internacionales han hablado de la noche
del domingo pasado en Grecia. Han hablado de fuego, de caos, de
violencia…
Hablan de las 100.000 personas congregadas en Syntagma, pero no de
las 200.000 que realmente había ni de las 300.000 que no pudieron
llegar a la plaza porque las calles y el metro estaban bloqueadas por
la policía.
No han hablado de cómo la policía provocó el inicio de los disturbios
a las 17:00 arrojando gases lacrimógenos, indiscriminadamente por toda
la plaza Syntagma, dispersando a los manifestantes por todo el centro
de Atenas, para que no molestaran frente al parlamento.
Los medios han hablado de destrucción indiscrimanada, han hecho
correr el rumor de que la biblioteca nacional de Atenas ardía en llamas.
Falso.
Han ardido bancos, cafeterías y tiendas, franquicias de las
industrias multimillionarias que han llevado a Grecia a esta situación,
los medios hablan de jóvenes antisistema, pero no hablan de mujeres y
hombres ancianos con sus máscaras anti-gas mostrando su apoyo durante
horas golpeando rítmicamente las verjas de los bancos y multinacionales
con manos y pies, silbando y gritando en apoyo a las primeras líneas
que resistían los envites de los antidisturbios en calles llenas de
lacrimógenos y fuegos, aplaudiendo al ver las llamas en Alpha Bank y
Eurobank.
Hablan de que la violencia no arreglará la situación en Grecia, pero
no hablan de la asamblea inter-barrios que se celebró la pasada semana
en la Universidad de Pantios, no hablan de que la ocupación de la
Universidad de Nomiki tenía como objetivo ser un lugar de intercambio y
debate entre los distintos movimientos griegos, no hablan sobre los
comedores libres y mercados de trueque que se realizan semanalmente en
los barrios.
Lo que no dirán los medios, es que tras la última expropiación masiva
en un supermercado, y la distribución de los alimentos en un barrio
obrero de Salónica, las viejas decían que no habían llegado a tiempo,
que volviéramos a entrar, y aunque por el momento ellas no entren, saben
donde está su gente.
Lo que no dirán es que mientras caminábamos por un barrio obrero, en
una pequeña manifestación lejos del centro, la gente asomaba a los
balcones alzando el puño, y la manifestación multiplicó su afluencia,
la gente bajaba de sus casas, se sumaba, las viejas asomadas aplaudían,
los viejos… Joder, los viejos cantaban himnos, no entendía ni papa
pero no os imagináis, nos os hacéis idea, y eso no lo dirán los medios,
pero ya lo decimos nosotros.
Aquí, en Atenas, saben que no están sólos, que toda Europa sigue el
mismo camino, lo que no saben es que estamos haciendo el resto de
Europa… si estamos haciendo algo el resto de Europa.
No estamos viendo sólo el presente de Grecia, estamos viendo nuestro futuro.
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