En su reciente discurso sobre el Estado de la Unión, el presidente estadounidense Barack Obama dejó bien claro que una de las prioridades de Washington es reforzar las ciberdefensas del país frente a la creciente amenaza de los enemigos virtuales.
Sin embargo, numerosos informes indican que Washington está también muy familiarizado con la ciberofensiva. En 2010, un virus informático conocido como Stuxnet infectó las instalaciones de enriquecimiento de uranio de Irán, destruyendo casi mil de las seis mil centrifugadoras de ese país. El virus era fruto de la colaboración entre Estados Unidos e Israel.
Con las relaciones entre Washington y Pekín calificadas por la Casa Blanca como positivas y constructivas tan solo el mes pasado, una ola inesperada de informes sobre supuestos ataques cibernéticos chinos ha inundado los principales medios de EE.UU.
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