Lo que esconde el aumento de la deuda: cada español debe, de media, 19.000 euros
La crisis pasa
factura a las arcas públicas y de qué manera. En apenas 4 años las
Administraciones Públicas han multiplicado su endeudamiento por dos. Y
cumpliendo el famoso dicho de que Hacienda somos todos, todos y cada uno de
nosotros hemos pasado a deber el doble. Si en 2008 los españoles debíamos de
media 9.500 euros, ahora esa cifra supera los 19.000 euros. El brutal aumento
del número de parados, que va de la mano de la caída del número de cotizantes y
la desaparición de empresas, ha provocado un agujero en las arcas públicas que
hemos cubierto, en gran parte, con deuda. Una deuda que seguirá creciendo y que
tendremos que pagar con unos intereses crecientes.
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Cualquier niño
que nazca hoy en un hospital de España debe, de entrada, 19.178 euros. Esa es
la cruda realidad que esconden los fríos datos de la deuda pública. Su ratio ha
pasado del 40% del PIB en 2008 al 84% al cierre de 2012. Lo que traducido a
euros contantes y sonantes son 884.416 millones a pagar por los 46,1 millones
de personas que viven en el país, según la última estimación de población que
hizo el INE el pasado octubre.
El total de la deuda pública española subió en 148.000 millones a lo largo de 2012, el primer año de Mariano Rajoy en el Gobierno. Esto equivale a 3.200 euros más per capita. Nunca en la historia de España la deuda de las Admistraciones Públicas había crecido tanto en un solo ejercicio. El Ejecutivo pronosticaba que la deuda se quedaría en el 79,8% cuando elaboró los Presupuestos de 2012, pero al revisar los de 2013 elevó esta cifra hasta el 84% del PIB.
Las razones de este incremento están, principalmente, en el aumento del déficit público pese a los recortes y las subidas de impuestos aprobados. También, en la asunción en diciembre del crédito a la banca, unos 40.000 millones, y por la parte de los préstamos para los rescates de Grecia, Portugal e Irlanda que le correspondía a España.
Y lo más preocupante es el precio que vamos a tener que pagar por esta deuda. El tan manido indicador de la prima de riesgo, que en agosto marcó máximos por encima de 600 puntos básicos, es precisamente el termómetro de esta situación. Así, España dedicará en 2013 el 30% de su presupuesto nacional sólo a pagar intereses. Una partida de unos 38.590 millones, 10.000 millones más que en 2012, que equivale al gasto de todos los ministerios juntos.
En zona de peligro
El Banco de Pagos Internacionales ha publicado un informe según el cual "en niveles moderados, la deuda mejora el bienestar y favorece el crecimiento, pero a altos niveles puede resultar dañina". Y ha repasado la experiencia de 18 países desarrollados en las últimas tres décadas para llegar a la conclusión de que la deuda empieza a ser peligrosa a partir del 85% del PIB.
España ya roza esa umbral crítico y, según todas las previsiones oficiles, va a superarlo en 2013. Tanto es así que el Gobierno espera que los guarismos alcancen el 90% al cierre de este 2013. "La implicación inmediata es que los países con altos niveles de deuda deben actuar rápidamente y de forma decisiva para atender sus problemas fiscales".
Pero al problema de la deuda pública, que ha nacido al calor de la crisis, se suma la deuda del sector privado. Un sector privado que se ha ido desapalancando en los últimos años pero que todavía registra niveles altísimos acumulados durante el periodo del boom. Esos años de la burbuja inmobiliaria, dinero barato y créditos fáciles nos han conducido a un camino de difícil salida.
Según los últimos datos disponibles, al cierre de 2011, el sistema financiero adeudaba más de un billón de euros, los hogares 871.000 millones, y las empresas no financieras 1,2 billones. Esto sumado a la deuda pública equivale a cuatro veces el PIB de España. Lo que significa que para devolverlo tendríamos que destinar lo que producimos durante 4 años sin gastar un euro en nada más.
Inferior a la media europea
A pesar de todo, la deuda pública española no es de las más altas de la Unión Europea. Según datos de Eurostat del tercer trimestre de 2012, la media de la zona euro se sitúa en el 90% y en el 85% en la Europa de los Veintisiete.
Las tasas más altas de deuda pública se registraron en Grecia (152%), Italia (127%), Portugal (120%) e Irlanda (117%), mientras que las más bajas fueron las de Estonia (9,6%), Bulgaria (18%) y Luxemburgo (21%).
Otras potencias como Alemania, Francia o Reino Unido tienen unos niveles de deuda pública tanto en porcentaje sobre PIB como por habitante superiores a los de España. La diferencia estriba en que los intereses que deben pagar por sus deudas son sensiblemente inferiores a los nuestros y, por tanto, tienen más capacidad para financiarlos.
El total de la deuda pública española subió en 148.000 millones a lo largo de 2012, el primer año de Mariano Rajoy en el Gobierno. Esto equivale a 3.200 euros más per capita. Nunca en la historia de España la deuda de las Admistraciones Públicas había crecido tanto en un solo ejercicio. El Ejecutivo pronosticaba que la deuda se quedaría en el 79,8% cuando elaboró los Presupuestos de 2012, pero al revisar los de 2013 elevó esta cifra hasta el 84% del PIB.
Las razones de este incremento están, principalmente, en el aumento del déficit público pese a los recortes y las subidas de impuestos aprobados. También, en la asunción en diciembre del crédito a la banca, unos 40.000 millones, y por la parte de los préstamos para los rescates de Grecia, Portugal e Irlanda que le correspondía a España.
Y lo más preocupante es el precio que vamos a tener que pagar por esta deuda. El tan manido indicador de la prima de riesgo, que en agosto marcó máximos por encima de 600 puntos básicos, es precisamente el termómetro de esta situación. Así, España dedicará en 2013 el 30% de su presupuesto nacional sólo a pagar intereses. Una partida de unos 38.590 millones, 10.000 millones más que en 2012, que equivale al gasto de todos los ministerios juntos.
En zona de peligro
El Banco de Pagos Internacionales ha publicado un informe según el cual "en niveles moderados, la deuda mejora el bienestar y favorece el crecimiento, pero a altos niveles puede resultar dañina". Y ha repasado la experiencia de 18 países desarrollados en las últimas tres décadas para llegar a la conclusión de que la deuda empieza a ser peligrosa a partir del 85% del PIB.
España ya roza esa umbral crítico y, según todas las previsiones oficiles, va a superarlo en 2013. Tanto es así que el Gobierno espera que los guarismos alcancen el 90% al cierre de este 2013. "La implicación inmediata es que los países con altos niveles de deuda deben actuar rápidamente y de forma decisiva para atender sus problemas fiscales".
Pero al problema de la deuda pública, que ha nacido al calor de la crisis, se suma la deuda del sector privado. Un sector privado que se ha ido desapalancando en los últimos años pero que todavía registra niveles altísimos acumulados durante el periodo del boom. Esos años de la burbuja inmobiliaria, dinero barato y créditos fáciles nos han conducido a un camino de difícil salida.
Según los últimos datos disponibles, al cierre de 2011, el sistema financiero adeudaba más de un billón de euros, los hogares 871.000 millones, y las empresas no financieras 1,2 billones. Esto sumado a la deuda pública equivale a cuatro veces el PIB de España. Lo que significa que para devolverlo tendríamos que destinar lo que producimos durante 4 años sin gastar un euro en nada más.
Inferior a la media europea
A pesar de todo, la deuda pública española no es de las más altas de la Unión Europea. Según datos de Eurostat del tercer trimestre de 2012, la media de la zona euro se sitúa en el 90% y en el 85% en la Europa de los Veintisiete.
Las tasas más altas de deuda pública se registraron en Grecia (152%), Italia (127%), Portugal (120%) e Irlanda (117%), mientras que las más bajas fueron las de Estonia (9,6%), Bulgaria (18%) y Luxemburgo (21%).
Otras potencias como Alemania, Francia o Reino Unido tienen unos niveles de deuda pública tanto en porcentaje sobre PIB como por habitante superiores a los de España. La diferencia estriba en que los intereses que deben pagar por sus deudas son sensiblemente inferiores a los nuestros y, por tanto, tienen más capacidad para financiarlos.
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