En el campo de refugiados de Bab al Salama, en la frontera con Turquía, el 60% de los 1200 refugiados son niños.
Niños que carecen de lo más básico en cuidados sanitarios, como Waffa, que tiene una carencia en la hormona del crecimiento. Sus medicinas fueron destruídas con su casa y ahora sus padres no pueden ofrecerle los medicamentos que necesita. Los niños sufren enfermedades dermatológicas por falta de la necesaria higiene. Además sufren el stress provocado por los bombardeos y las luchas a las que han asistido. El vuelo de un avión les hace salir corriendo hacia la frontera. Y aunque las necesidades cada vez son más, cada vez hay menos dinero. UNICEF sólo ha recibido el 20% de los fondos necesarios para hacer frente a esta situación tan crítica.YouTube.com/unicefESP
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