¿Quieres un Cigarrito?
La verdadera causa del cáncer de pulmón
Cada año la publicidad “Anti-Tabaco” gasta miles de millones para perpetuar lo que se ha convertido en un exitoso engaño social.
Ciertos gobiernos saben que sus actos pasados son responsables de causar la mayoría de canceres de pulmón y piel en el mundo, de modo que necesitan echar la culpa a otros, y en este caso al tabaco orgánico.
Paradójicamente los países con el número más alto de adultos fumadores de cigarrillos tienen la incidencia más baja de cáncer de pulmón. Esta es la pista número uno para revelar la bien establecida mentira médica occidental de que “fumar causar cáncer de pulmón”.
A comienzos del siglo XX casi una de cada dos personas fumaban, pero la incidencia de cáncer de pulmón se mantuvo tan baja que fue prácticamente no mensurable.
Pero el 16 de julio de 1945 sucedió algo aterrador que finalmente causaría que los gobiernos occidentales distorsionaran la percepción del fumar para siempre.
Se realizó el primer ensayo nuclear, conocido como el “Trinity Test”, la primera arma nuclear sucia que se detonó en la atmósfera.
Una bomba de seis kilos de plutonio, Trinity explotó sobre Nuevo México, y en cuestión de segundos, miles de millones de mortales partículas radioactivas fueron expandidas en la atmósfera.
El gobierno norteamericano sabía de la radiación y sus letales efectos sobre los humanos, pero ignoró completamente la salud y el bienestar de la población.
Hay que saber que:
Una simple partícula radiactiva en la piel es suficiente para adquirir cáncer de piel. Inhalarla, es suficiente para originar un cáncer de pulmón mortal.
La microscópica partícula radioactiva se adhiere profundamente en el tejido del pulmón y causa una incontrolable multiplicación celular.
¿Como podemos estar absolutamente seguros de que las partículas radioactivas inhaladas causan cáncer de pulmón cada vez que un sujeto es expuesto internamente?
Los científicos ya lo han demostrado. Se ha experimentado con miles de ratones y ratas a través de los años, exponiendo deliberadamente sus pulmones a material radioactivo.
Los numerosos resultados científicos documentados son idénticos: cada ratón o rata obedientemente contrae cáncer de pulmón y luego muere.
La teoría ha sido convertida en hechos científicos. El agente sospechoso (material radiactivo) causó el resultado sostenido (cáncer de pulmón) cuando es inhalado por mamíferos.
La magnitud del riesgo de contraer cáncer de pulmón para los humanos originado por las partículas radioactivas en la atmósfera es real y significativa.
Antes de que las grandes potencias prohibieran definitivamente los ensayos atómicos atmosféricos en 1963, más de 4.200 Kg. de plutonio habían sido descargados en la atmósfera.
Ya que sabemos que menos de un microgramo (millonésima parte y un gramo) de plutonio inhalado causa cáncer terminal de pulmón en el humano, sabemos por lo tanto que las potencias nucleares han emanado 4.200.000.000 (4,2 mil millones) de dosis letales en la atmósfera, con una vida media de la partícula radioactiva de 50.000 (cincuenta mil) años.
El material radiactivo existe en el armamento nuclear actual antes de la detonación, pero de lejos el mayor número de partículas radiactivas mortales son las derivadas de la basura común o arena absorbida del suelo, e irradiada a esta viajando verticalmente a través de la bola de fuego durante la explosión.
Estas partículas forman holgadamente la mayor parte del “humo” que se puede ver en cualquier imagen de una detonación nuclear atmosférica. En muchos casos varias toneladas de material, pero seamos increíblemente conservadores y afirmemos que solamente 1000 Kg. de material de superficie es expandido en cada ensayo nuclear atmosférico.
Antes de ser prohibido por Rusia, Inglaterra y Norteamérica, se realizaron un total de 711 ensayos nucleares atmosféricos, creando por consiguiente 711.000 Kg. de mortales microscópicas partículas radioactivas, a las que deben ser agregados los 4.200 Kg. originales de las mismas armas, para un aproximado pero muy conservador total de 715.200 Kg.
Hay más de un millón de dosis letales por Kg., significando que los gobiernos han contaminado la atmósfera terrestre con más de 715.000.000.000 [715 mil millones] de tales dosis, suficiente para causar cáncer de pulmón o cáncer de piel 117 veces en cada hombre, mujer o niño en la Tierra.
Antes que usted lo pregunte: NO, las partículas radiactivas no desaparecen, perduran al menos hasta dentro de 50.000 años.
Con una vida media de 50.000 años o más, estos incontables trillones de mortales partículas radioactivas manufacturadas por los gobiernos estarán esencialmente con nosotros para siempre.
Esas partículas se expanden por todo el planeta de forma aleatoria. Los vientos u otros fenómenos atmosféricos es todo lo que necesitan.
Doce años después del cataclismo del Trinity test, se hizo obvio para los gobiernos occidentales que las cosas se estaban poniendo completamente fuera de control, con un reporte en 1957 del British Medical Research Council afirmando que las “muertes globales de cáncer de pulmón se habían más que duplicado durante el periodo 1945 a 1955″, a pesar de que no se ofreció una explicación.
Durante el mismo período de diez años, la muertes de cáncer en las cercanías de Hiroshima y Nagasaki aumentaron tres veces.
Al final de las pruebas atmosféricas oficiales en 1963, la incidencia de cáncer de pulmón en las islas del Pacífico se multiplicó por cinco desde 1945.
Habiendo arruinado el medio ambiente completamente por 50.000 años, era hora de que los “grandes gobiernos” comenzaran a tomar serias acciones de “distracción”.
¿Cómo engañar a la gente haciéndoles creer que los culpables de contraer cáncer de pulmón son ellos mismos, de forma que el gobierno nunca pueda ser culpado o demandado?
La única sustancia obvia que la gente inhala en sus pulmones, aparte del aire, era el humo del tabaco, de modo que el gobierno hizo pie ahí.
Los “Investigadores” médicos repentinamente se encontraron inundados con masivos subsidios gubernamentales todos orientados a obtener el mismo resultado final: “Demostrar que fumar produce cáncer de pulmón”.
Los científicos verdaderos (especialmente algunos notables físicos nucleares) sonrieron amargamente por los iniciales patéticos esfuerzos del nuevo lobby anti-fumador, y los tentaron en la más mortífera trampa de todas.
Fueron invitados a demostrar sus falsas afirmaciones bajo las mismas rígidas reglas científicas utilizadas cuando se probó que las partículas radioactivas causan cáncer de pulmón en los mamíferos.
Recuerde, para que cualquier teoría sea aceptada científicamente, primero debe aprobarse de acuerdo con rigurosos requerimientos universalmente aceptados por los científicos.
Primero el agente sospechoso (el humo del tabaco) debe ser aislado y luego usado en experimentos de laboratorio para producir los resultados afirmados, por ejemplo, cáncer de pulmón en mamíferos.
A pesar de haber expuesto literalmente a miles de especialmente vulnerables ratones y ratas, al equivalente de 200 cigarrillos por día durante años, al final, “la ciencia médica” nunca pudo inducir cáncer de pulmón en ningún ratón o rata.
Sí, usted leyó correctamente.
Por más de cuarenta años, centenares de miles de médicos le han estado mintiendo deliberadamente.
Tras exponer a miles de ratones y ratas, al equivalente de 200 cigarrillos por día durante años, “la ciencia médica” no pudo inducir cáncer de pulmón en ellos.
Los científicos independientes han demostrado de manera concluyente que fumar no es la causa del cáncer de pulmón.
Y más aún, en un experimento “accidental” que no se permitió publicar, los científicos demostraron que fumar realmente ayuda a proteger contra el cáncer de pulmón.
Habitualmente los ratones y ratas son utilizados solamente una vez en un experimento científico, y luego destruidos. De esta manera los investigadores se aseguran que los resultados de cualquier sustancia que están testando no pueda ser “contaminada” accidentalmente por los efectos de otra sustancia.
Pero esta vez una parte de los ratones expuestos al tabaco en el primer experimento, fueron utilizados para el experimento de las partículas radiactivas, el cual en el pasado había matado a todos los infortunados sujetos del test. Pero esta vez, contra todas las probabilidades, el sesenta por ciento de los ratones fumadores sobrevivieron a la exposición de la partículas radiactivas.
La única variable fue su exposición previa a copiosas cantidades de humo de tabaco.
La presión del gobierno se hizo sentir inmediatamente y los hechos eliminados, pero esto no silenció por completo a todos los científicos.
El Profesor GerhardSchrauzer, Presidente de la International Association of Bio-Inorganic Chemists, testificó ante un comité del Congreso de los EE.UU. en 1982 que se había comprobado científicamente que ciertos componentes del humo del tabaco actúa como agente anticancerígeno en animales de labortorio.
Continuó diciendo que cuando cancerígenos conocidos (sustancias que causan cáncer) se aplican a los animales, la aplicación de componentes del humo del tabaco los contrarrestan.
Además testificó bajo juramento ante el comité que “no hay ingredientes del humo del cigarrillo que haya mostrado causar cáncer de pulmón al humano”, agregando que “nadie ha sido capaz de producir cáncer de pulmón en animales de laboratorios a partir de fumar”.
Probablemente esta dura verdad condujo a gobierno y a los médicos quasi “investigadores” a un enfado frenético. Para 1982 ellos realmente habían comenzado a creer su propia ridícula propaganda.
Repentinamente echaron la culpa a los otros ingredientes “secretos” puestos en los cigarrillos por las compañías tabacaleras. “Si, ¡tiene que ser esto!” clamaron, hasta que un puñado de científicos señaló que los mismos ingredientes “secretos” habían sido incluidos en el experimento con ratones, y por lo tanto habían demostrado ser incapaces de producir cáncer de pulmón.
El único camino para los gobiernos ha sido silenciar la verdad, y mentir de forma delibera y descarada, inundando a la opinión pública con propaganda falsa.
La propaganda falsa y los fondos anti fumadores comenzaron en los años 60, y las decenas de miles de médicos que habían pasado por las escuelas médicas, se les había adoctrinado que fumar produce cáncer.
“El fumar produce cáncer de pulmón” se convirtió en un credo donde la fe ciega se convirtió en el sustituto de la prueba.
Mucha gente se pregunta cómo es que esos ratones fumadores fueron protegidos de las mortales partículas radiactivas, y también por qué los números reales actualmente muestran muchos más no fumadores muriendo de cáncer de pulmón que fumadores.
Según el profesor Sterling de la Simon Fraser University en Canadá, fumar estimula la formación de una delgada capa de moco en los pulmones, “la cual forma una protección que evita que cualquier partícula portadora de cáncer pueda penetrar en el tejido pulmonar.”
Las mortales partículas radiactivas inhaladas por un fumador inicialmente podría ser atrapada por la capa de moco, y luego ser despedidas del cuerpo antes de que entren al tejido.
El artista japonés Isao Hashimoto ha creado un mapa animado donde muestra en poco más de 14 minutos las 2.053 explosiones nucleares que tuvieron lugar entre 1945 y 1998 en la Tierra.
El video comienza con la denominada prueba 'Trinity' del Proyecto Manhattan, que fue el primer test de un arma nuclear realizado por EE.UU. en 1945 y la primera explosión en la historia de una bomba de este tipo, y concluye con las pruebas nucleares de Pakistán en mayo de 1998.
En la parte superior del video aparecen los datos sobre el mes y año en que se produjeron las explosiones, así como las banderas de los países y la cantidad de bombas lanzadas por cada nación. En la inferior encontramos un contador que suma todas las detonaciones.
Mientras que en la década de los 60 las explosiones son casi constantes, en los 90 éstas son menos frecuentes.
Hashimoto, que inició este proyecto en 2003, afirma que creó la obra con el objetivo de mostrar "el miedo y la locura de las armas nucleares". Asimismo, quiso que la animación multimedia no tuviese palabras para evitar de este modo las barreras idiomáticas.
De acuerdo con el artista, el mapa no incluye las pruebas nucleares de Corea del Norte, Sudáfrica e Israel debido a la falta de información respecto a las mismas.
III. HISTORIA DE LAS 45 000 BOMBAS SIGUIENTES
LA "EDAD ANTIGUA"
INMEDIATAMENTE después de la explosión de las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki y de la rendición del Japón, los Estados Unidos comenzaron a aplicar en sus relaciones exteriores la llamada "diplomacia atómica", basada en el monopolio y superioridad militar que les confería el poseer este nuevo tipo de arma. Se tenía la certeza de que la Unión Soviética tardaría entre cinco y veinte años en fabricar su primer artefacto nuclear (una excepción era el propio Truman, quien estaba convencido que jamás lo lograrían); mientras tanto, se hizo uso —no con mucho éxito— del poder de la amenaza nuclear.
En enero de 1946, pocos meses después de las tres primeras explosiones nucleares, la Asamblea General de las Naciones Unidas creó la Comisión de Energía Atómica de la ONU,uno de cuyos objetivos era eliminar todo artefacto de destrucción masiva, incluida la bomba atómica. La posición norteamericana había sido originalmente definida en gran parte por Oppenheimer. Además de proponer medidas de control severo en todas las etapas de cualquier proceso técnico relacionado con energía nuclear, recomendaba que se declarara ilegal para cualquier nación permitir este tipo de trabajo con fines bélicos. El control de toda actividad nuclear debería pasar gradualmente de manos nacionales a una autoridad internacional. También se proponía la final eliminación de todas las armas nucleares, ya que nada menos que esto sería suficiente. Desgraciadamente, la propuesta oficial ante la Comisión de Energía Atómica de la ONU fue hecha por Bernard Baruch, un hombre de negocios escogido por el canciller Byrnes como el representante de los Estados Unidos, quien modificó a su gusto el plan original. La Unión Soviética rechazó la propuesta oficial argumentando, entre otros motivos, que los Estados Unidos, entonces los únicos poseedores de la bomba, se aseguraban el monopolio durante un largo periodo. Por su parte, la URSS presentó como contrapropuesta la prohibición absoluta de las armas nucleares y la destrucción de todo el armamento existente. Los Estados Unidos rechazaron esta proposición.
En julio de 1946, los Estados Unidos ya habían fabricado nuevas bombas y comenzaron los ensayos nucleares en el protectorado norteamericano de las islas Marshall, en el Océano Pacífico, con el fin de investigar los efectos de las explosiones sobre la superficie y bajo el agua. Se habían realizado dos pruebas ese año y tres el año siguiente cuando la noticia de la primera bomba soviética detonada en agosto de 1949 sorprendió al mundo occidental.
Al conocerse la noticia dentro de los Estados Unidos, comenzó un acalorado debate público respecto de la conveniencia de desarrollar un nuevo tipo de arma nuclear, la bomba de hidrógeno (bomba H) llamada la "súper" por su altísimo poder explosivo. Muchos de los científicos nucleares que habían participado en el Proyecto Manhattan se opusieron a la idea argumentando que la utilización contra civiles inocentes de un arma mil veces más poderosa que las de Hiroshima y Nagasaki no podía justificarse desde un punto de vista moral. Argumentaban también que la fabricación del nuevo tipo de bomba representaría un paso más en la carrera armamentista recientemente iniciada. En julio de 1946, el Congreso norteamericano había aprobado la creación de una Comisión de Energía Atómica(AEC), formada por miembros civiles y militares nombrados por el presidente y responsables ante él. La AEC tendría el control de la producción, propiedad y uso de materiales fisionables y contaría con los medios para impulsar efectivamente la investigación nuclear pura y aplicada en áreas sociales y militares. Cuando en junio de 1949 el presidente Truman se enfrentó al dilema de la bomba H, solicitó al Comité Asesor General de la AEC, encabezado por Oppenheimer, su opinión. La respuesta del comité fue de rechazo unánime. Los motivos que los llevaban a esta decisión eran tanto de orden técnico —la construcción de una bomba de hidrógeno se consideraba difícil y el esfuerzo necesario desviaría la atención de la producción de nuevas bombas de fisión— como morales. Algunos miembros del comité, incluido Oppenheimer, anexaron al informe sus opiniones personales considerando la bomba H un arma de genocidio. Los Premios Nobel E. Fermi e I. Rabi solicitaron al Presidente que declarara públicamente frente al pueblo norteamericano y el mundo que iniciar el desarrollo de tal arma sería "contrario a principios éticos básicos".
Por otro lado, un grupo de científicos encabezados por Edward Teller, se dirigió a grupos militares y de la AEC con argumentos en favor de la bomba H como la respuesta adecuada a la bomba soviética. Truman nombró un comité especial para estudiar el asunto y dos de sus tres miembros, los ministros de Estado y de Defensa, se manifestaron a favor; sólo se opuso el jefe de la AEC. Truman se decidió de inmediato: la Comisión de Energía Atómica continuaría el desarrollo de todo tipo de armas nucleares, incluida la de hidrógeno. El 31 de octubre de 1952 ocurrió la primera detonación de un artefacto de fusión, en las islas Marshall, con un rendimiento de 10 megatones produciendo un cráter de casi 2 km de diámetro y 60 metros de profundidad y un hongo visible a 160 km de distancia. Tan sólo 10 meses más tarde la URSS hizo explotar su primer dispositivo termonuclear que utilizaba como material fusionable deuteruro de litio, compuesto mucho más fácil de usar que la mezcla de deuterio y tritio empleada por los estadounidenses. Con este hecho quedó demostrada la capacidad científica y tecnológica de la Unión Soviética para competir en igualdad de condiciones con los Estados Unidos en la carrera armamentista nuclear.
Durante 1954 ocurrieron cinco ensayos norteamericanos con "superbombas", uno de ellos de inesperadas consecuencias. Se trató de la primera bomba termonuclear transportable, llamada "Bravo", que fue detonada en el atolón Bikini de las islas Marshall el 1 de marzo. De acuerdo con la información entregada, su rendimiento de 15 Mt resultó ser mayor que el esperado y las condiciones atmosféricas locales causaron la irradiación de zonas habitadas con niveles cercanos a los letales. La figura 6 en el capítulo V muestra la distribución de dosis alrededor del sitio de la prueba. Un bote japonés resultó cubierto con cenizas radiactivas que fueron accidentalmente ingeridas por los pescadores. Un par de muertes y quemaduras cutáneas severas en el resto de la tripulación produjeron una reacción violenta en Japón y el resto del mundo. Los ensayos soviéticos de superbombas culminaron con una de 60 megatones en 1962.
Otros países lograron desarrollar y detonar sus propias bombas nucleares a partir de los años 50. La Gran Bretaña hizo explotar en Australia una bomba de fisión en 1952 y una de hidrógeno en 1957. Francia realizó su primera explosión en el Sahara en 1960 y posteriormente continuó con sus ensayos en el Océano Pacífico, frente a las costas sudamericanas, incluyendo la primera superbomba en 1968. China detonó una bomba de uranio en su territorio en 1964 y una de hidrógeno en 1967. India explotó en 1974 un artefacto de plutonio y, según las declaraciones oficiales, posteriormente se abandonó todo proyecto bélico nuclear. El "club nuclear" de los países poseedores de artefactos nucleares, además de los seis miembros ya mencionados, actualmente debería incluir también a países que no han detonado sus artefactos pero que ya los poseen. De Israel se sabe que cuenta con un arsenal de entre 60 y 200 bombas. De los otros candidatos, Pakistán y Sudáfrica, es posible que ya los posean.
LA "EDAD MODERNA"
La tecnología de la guerra avanzó rápidamente después de los primeros ensayos. Las bombas nucleares lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki habían sido transportadas por aviones bombarderos cuyos pilotos las dejaron caer sobre las ciudades. Las primeras bombas de hidrógeno eran tan grandes que un avión no habría podido cargarlas. Dentro de los 10 años siguientes ya se contaba con ensayos exitosos de los primeros misiles intercontinentales, la reducción del tamaño de las bombas, y por último la incorporación de cargas termonucleares en los misiles. Actualmente, un solo misil no tripulado, dirigido por un radar-computadora en su interior, puede atravesar el océano Atlántico transportando 10 bombas nucleares que al ser liberadas algunos kilómetros antes del blanco seguirán trayectorias diferentes determinadas en ese instante.
Al analizar la estructura actual de arsenal se acostumbra distinguir entre armas nucleares estratégicas y tácticas. Armas estratégicas son aquellas usadas por los Estados Unidos para amenazar el territorio de la Unión Soviética, y por la URSS para amenazar el territorio estadounidense. El transporte de las armas estratégicas es hecho por un misil balístico intercontinental, por un avión tripulado con gran autonomía de vuelo, o por un vehículo no tripulado de tipo crucero. Armas tácticas son aquellas que serían utilizadas en territorio extranjero (Europa central, por ejemplo) o en combates navales. Su alcance es menor que 6 000 kilómetros. Estas armas pueden ser lanzadas por piezas de artillería, por misiles balísticos de corto y mediano alcance, por aviones tripulados o de tipo crucero, o por barcos y submarinos. La diferencia entre armas estratégicas y tácticas se hace cada vez menos clara.
En 1984 se estimaba que el arsenal estratégico de los Estados Unidos constaba de unas 11 600 bombas y el de la Unión Soviética, de unas 8 300. El rendimiento total de estas armas era de unos 4 000 y 7 000 megatones, respectivamente. Las armas tácticas totalizan unas 15 000 estadounidenses repartidas por el mundo, y unas 7 000 soviéticas distribuidas en su territorio y entre los países del Pacto de Varsovia. El armamento táctico norteamericano desplegado en los países de la OTAN es controlado por los Estados Unidos, excepto en Francia y Gran Bretaña que cuentan con sus propios arsenales estratégicos y tácticos.
Es tal la variedad de armas nucleares existente en cada una de las grandes potencias hoy en día que es difícil referirse a las características de cada una. Nos limitamos a explicar brevemente cuáles son los elementos principales del armamento estratégico y táctico actual.
La estrategia nuclear está basada en tres elementos principales: misiles balísticos intercontinentales lanzados desde tierra o desde submarinos, y armas liberadas desde aviones. Un misil balístico intercontinental es un vehículo no tripulado de largo alcance que puede ser disparado tanto desde una base terrestre (ICBM) como desde un submarino (SLBM). Se estima que un ICBM lanzado desde la Unión Soviética llegaría al territorio continental norteamericano en media hora. La trayectoria de estos misiles es calculada por sistemas de navegación internos y se estima que después de un viaje de 15 000 kilómetros pueden caer dentro de 100 metros del punto deseado. Los ICBM hoy día mantenidos en tierra se guardan adentro de silos construidos especialmente para resistir impactos de la magnitud que causa la onda de presión de una explosión nuclear. Esto es necesario, pues la ubicación de las bases de ICBM es conocida y en caso de ataque serán uno de los blancos preferidos por el enemigo. Entre los ICBM existentes en el arsenal norteamericano se distinguen los modelos Titan, Minuteman, y MX, totalizando 1 029 según un informe del Congreso en 1984. (Esta cifra cambia a 1 021 en 1987 al retirarse los últimos Titan e incorporarse los MX). Los ICBM soviéticos se llaman (entre los técnicos norteamericanos) SS-11, SS-13, SS-17, SS-18 y SS-20, totalizando 1 458 vehículos. Un misil balístico puede llevar una o varias bombas (cabezas) nucleares en su interior para ser liberadas momentos antes de llegar a su destino hacia objetivos diferentes. Estos sistemas equipados con múltiples vehículos de reingreso independiente se llaman MIRV y fueron creados originalmente por los Estados Unidos para aumentar su poderío total sin pasar el límite en el número de ICBM impuesto por los tratados. Un misil Minuteman III, por ejemplo, lleva tres cabezas nucleares independientes de 170 kt cada una, y un SS-18 lleva 10 de 500 kt cada una. Tomando esto en consideración, la cantidad de bombas transportadas por los ICBM totaliza 2 l30 para los Estados Unidos (18% del total estadounidense) y 6 012 para la URSS (72% del total soviético).
El gran valor estratégico de las armas basadas en submarinos es su posición desconocida para el enemigo. Los misiles instalados en submarinos se llaman Poseidon o Tridente en los Estados Unidos y SS-N en la URSS. Cada misil lleva varias cabezas nucleares con cargas entre 50 kilotones y 1 megatón por cabeza. Los SLBM tienen alcances entre 1 400 y 9 100 kilómetros y pueden dar en el blanco con un error menor que 450 metros. Esta precisión no es aún suficiente para asegurar que un silo atacado desde un submarino resulte destruido. Se considera a los submarinos como armas de respuesta, capaces de destruir a cualquiera de las dos potencias después de haberse recibido un primer ataque dirigido contra los otros dos elementos estratégicos (ICBM y aviones bombarderos). Un tercio de los submarinos norteamericanos y 15% de los soviéticos están en el mar en cualquier momento. El 50% de las bombas estadounidenses (5 728) y 24% de las soviéticas (1 964) están basadas en submarinos.
El tercer elemento en la triada estratégica lo constituyen las bombas transportadas por aviones bombarderos. Los Estados Unidos poseen 300 aviones B-52 y FB-11 que pueden transportar unas 3 800 bombas de hasta 1 Mt cada una. Estas bombas pueden ser "de gravedad", es decir que simplemente caen sobre el blanco después de ser liberadas, o bien "misiles de corto alcance", con instrumentación que les permite definir una trayectoria en dirección al blanco. La Unión Soviética transporta unas 350 bombas de las mismas características anteriores en 150 bombarderos llamados Oso y Bisonte. Esta cantidad representa sólo 4% del total de bombas soviéticas, en contraste con la instalación de 32% de las bombas norteamericanas en aviones.
Dentro del arsenal táctico destacan los misiles balísticos de corto y mediano alcance llamados Pershing II y Crucero, que fueron instalados por los Estados Unidos en Europa desde 1983. Cada uno de los 108 Pershing II ubicados en Alemania lleva tres cabezas nucleares de 10 a 50 kilotones cada una y tiene un alcance de 1 500 kilómetros. La Unión Soviética sostiene que Moscú podría ser alcanzada fácilmente por cualquiera de ellos, pero los norteamericanos lo niegan. Hay 464 misiles Crucero repartidos en Europa. Éstos llevan una bomba cada uno, del mismo rendimiento que los Pershing II. Los jefes militares de laOTAN aceptaron la instalación de este arsenal argumentando que Europa y los Estados Unidos deben presentar un frente común a la Unión Soviética.
La gran mentira del tabaco, y la conspiración nuclear
Madame Jeanne Calment vivió 122 años y 164 días (fumó desde la adolescencia)
robertobenitezmelgar.info
robertobenitezmelgar.info
2038 explosiones en medio siglo, medio siglo contaminando la atmósfera, la tierra, el agua y por ende, a las personas...En el comienzo del vídeo, las detonaciones son pocas y aisladas entre sí, hasta que se van haciendo más intensas y en distintos lugares del globo terráqueo. Las naciones paulatinamente se van iluminando con puntos de diferentes colores que representan los estallidos nucleares.
Entre los países que más bombas han lanzado se encuentran los Estados Unidas y la Unión Soviética, ambos envueltos en la Guerra Fría durante buena parte del período.
El video incluye tanto las detonaciones en sí, como las llamadas "pruebas de seguridad", con lo que logra dar una idea gráfica de la carrera nuclear en la que está inmersa el mundo en las segunda mitad del siglo XX.
Ciertos gobiernos saben que lo que hicieron en el pasado los hace directamente responsables de la mayoría de los casos de cánceres de pulmón y de piel del mundo de hoy, de modo que llegan hasta el extremo de ocultar sus responsabilidades y de esta manera, eluden indemnizaciones achacando estos males al inocuo tabaco orgánico.
Como veremos después, el inofensivo tabaco orgánico, nunca ha dañado a nadie, y de cierta forma, podría decirse -justificadamente- que podría proteger la salud.
Esta es la pista básica para descubrir la absurda pero bien establecida mentira médica occidental de que "fumar provoca cáncer de pulmón".
A comienzos del siglo 20 casi una de cada dos personas fumaban, pero la incidencia de cáncer de pulmón se mantuvo tan baja que fue prácticamente no mensurable. Pero el 16 de julio de 1945 sucedió algo aterrador que finalmente causaría que los gobiernos occidentales distorsionaran la percepción del fumar para siempre. Se realizó el primer ensayo nuclear, conocido como el "Trinity Test", la primera arma nuclear sucia que se detonó en la atmósfera.
Una esfera de seis kilos de plutonio, comprimida supercríticamente por lentes explosivas. La Trinity explotó sobre Nuevo México con una fuerza aproximada de 20.000 toneladas de TNT. (20 Megatones) y en cuestión de segundos, miles de millones de mortales partículas radioactivas fueron expandidas en la atmósfera. El gobierno norteamericano sabía de la radiación y sus letales efectos sobre los humanos, pero ignoró completamente la salud y el bienestar de la población. Hay que saber que: Una simple partícula radiactiva en la piel es suficiente para adquirir cáncer de piel. Inhalarla, es suficiente para originar un cáncer de pulmón mortal.
La microscópica partícula-radioactiva se adhiere profundamente en el tejido del pulmón y causa una incontrolable multiplicación celular. ¿Como podemos estar absolutamente seguros de que las partículas radioactivas inhaladas causan cáncer de pulmón cada vez que un sujeto es expuesto internamente? Los científicos ya lo han demostrado. Se ha experimentado con miles de ratones y ratas a través de los años, exponiendo deliberadamente sus pulmones a material radioactivo.
Los numerosos resultados científicos documentados son idénticos: cada ratón o rata obedientemente contrae cáncer de pulmón y luego muere. La teoría ha sido convertida en hechos científicos. El agente sospechoso (material radiactivo) causó el resultado sostenido (cáncer de pulmón) cuando es inhalado por mamíferos. La magnitud del riesgo de contraer cáncer de pulmón para los humanos originado por las partículas radioactivas en la atmósfera es real y significativa. Antes de que las grandes potencias prohibieran definitivamente los ensayos atómicos atmosféricos en 1963, más de 4.200 Kg de plutonio habían sido descargados en la atmósfera. Ya que sabemos que menos de un micro-gramo (millonésima parte de un gramo) de plutonio inhalado causa cáncer terminal de pulmón en el humano, sabemos por lo tanto que las potencias nucleares han emanado 4.200.000.000, (4,2 mil millones), de dosis letales, en la atmósfera, con una vida media de la partícula radioactiva de 50.000 años.
El material radiactivo existe en el armamento nuclear actual antes de la detonación, pero de lejos el mayor número de partículas radiactivas mortales son las derivadas de la basura común o arena absorbida del suelo, e irradiada a esta viajando verticalmente a través de la bola de fuego durante la explosión. Estas partículas forman holgadamente la mayor parte del "humo" que se puede ver en cualquier imagen de una detonación nuclear atmosférica. En muchos casos varias toneladas de material, pero seamos increíblemente conservadores y afirmemos que solamente 1000 Kg de material de superficie es expandido en cada ensayo nuclear atmosférico.
Antes de ser prohibidos por Rusia, Inglaterra y Norteamérica, se realizaron un total de 711 ensayos nucleares atmosféricos, creando por consiguiente 711.000 Kg de mortales microscópicas partículas radioactivas, a las que deben ser agregados los 4.200 Kg originales de las mismas armas, para un aproximado, pero muy conservador, total de 715.200 Kg.
Hay más de un millón de dosis letales por Kg., significando que los gobiernos han contaminado la atmósfera terrestre con más de 715.000.000.000, [715 mil millones] , de tales dosis, suficiente para causar cáncer de pulmón o cáncer de piel, 117 veces, en cada hombre, mujer o niño en la Tierra. Antes que usted lo pregunte. No, las partículas radiactivas no desaparecen, perduran al menos hasta dentro de 50.000 años. Con una vida media de 50.000 años o más, estos incontables trillones de mortales partículas radioactivas manufacturadas por los gobiernos estarán esencialmente con nosotros para siempre. Esas partículas se expanden por todo el planeta de forma aleatoria. Los vientos u otros fenómenos atmosféricos es todo lo que necesitan. Doce años después del cataclismo del Trinity Test, se hizo obvio para los gobiernos occidentales que las cosas se estaban poniendo completamente fuera de control, con un reporte en 1957 del British Medical Research Council afirmando que: "Las muertes globales de cáncer de pulmón se habían más que duplicado durante el periodo 1945 a 1955". No se ofreció una explicación.
Durante el mismo período de diez años, las muertes por cáncer en las cercanías de Hiroshima y Nagasaki aumentaron tres veces. Al final de las pruebas atmosféricas oficiales en 1963, la incidencia de cáncer de pulmón en las islas del Pacífico se multiplicó por cinco desde 1945. Habiendo arruinado el medio ambiente completamente por 50.000 años, era hora de que los "grandes gobiernos" comenzaran a tomar serias acciones de "distracción". ¿Cómo engañar a la gente haciéndoles creer que los culpables de contraer cáncer de pulmón son ellos mismos, de forma que el gobierno nunca pueda ser culpado o demandado? La única sustancia obvia que la gente inhala en sus pulmones, aparte del aire, era el humo del tabaco, de modo que el gobierno, hizo pie, ahí.
Los "investigadores médicos" repentinamente se encontraron inundados con masivos subsidios gubernamentales todos orientados a obtener el mismo resultado final: "Demostrar que fumar produce cáncer de pulmón". Los científicos verdaderos (especialmente algunos notables físicos nucleares) sonrieron amargamente por los iniciales patéticos esfuerzos del nuevo lobby anti-fumador, y los tentaron en la más mortífera trampa de todas. Fueron invitados a demostrar sus falsas afirmaciones bajo las mismas rígidas reglas científicas utilizadas cuando se probó que las partículas radioactivas causan cáncer de pulmón en los mamíferos. Recuerde, para que cualquier teoría sea aceptada científicamente, primero debe aprobarse de acuerdo con rigurosos requerimientos universalmente aceptados por los científicos. Primero el agente sospechoso (el humo del tabaco) debe ser aislado y luego usado en experimentos de laboratorio para producir los resultados afirmados, por ejemplo, cáncer de pulmón en mamíferos. A pesar de haber expuesto literalmente a miles de especialmente vulnerables ratones y ratas, al equivalente de 200 cigarrillos por día durante años, al final, "la ciencia médica" nunca pudo inducir cáncer de pulmón en ningún ratón o rata.
Sí, usted leyó correctamente.
Por varias decenas de años, centenares de miles de médicos le han estado mintiendo deliberadamente.
Tras exponer a miles de ratones y ratas, al equivalente de 200 cigarrillos por día durante años, "la ciencia médica" no pudo inducir cáncer de pulmón en ellos.
Los científicos independientes han demostrado de manera concluyente que fumar no es la causa del cáncer de pulmón. Y más aún, en un experimento "accidental" que no se permitió publicar, los científicos demostraron que fumar realmente ayuda a proteger contra el cáncer de pulmón. Habitualmente los ratones y ratas son utilizados solamente una vez en un experimento científico, y luego destruidos. De esta manera los investigadores se aseguran que los resultados de cualquier sustancia que están testando no pueda ser "contaminada" accidentalmente por los efectos de otra sustancia. Pero esta vez una parte de los ratones expuestos al tabaco en el primer experimento, fueron utilizados para el experimento de las partículas radiactivas, el cual en el pasado había matado a todos los infortunados sujetos del test. Pero esta vez, contra todas las probabilidades, el sesenta por ciento de los ratones fumadores sobrevivieron a la exposición de las partículas radiactivas. La única variable fue su exposición previa a copiosas cantidades de humo de tabaco. La presión del gobierno se hizo sentir inmediatamente y los hechos eliminados, pero esto no silenció por completo a todos los científicos.
El Profesor Gerhard Schrauzer, Presidente de la International Association of Bio-Inorganic Chemists, testificó ante un comité del Congreso de los EE.UU. en 1982 que se había comprobado científicamente que ciertos componentes del humo del tabaco actúan como agente anti-cancerígeno en animales de laboratorio. Continuó diciendo que cuando cancerígenos conocidos (sustancias que causan cáncer) se aplican a los animales, la aplicación de componentes del humo del tabaco los contrarrestan. Además testificó bajo juramento ante el comité que "no hay ingredientes del humo del cigarrillo que hayan mostrado causar cáncer de pulmón al humano", agregando que "nadie ha sido capaz de producir cáncer de pulmón, en animales de laboratorio, a partir de fumar".
Probablemente esta dura verdad condujo a gobierno y a los médicos cuasi "investigadores" a un enfado frenético. Para 1982 ellos realmente habían comenzado a creer su propia ridícula propaganda. Repentinamente echaron la culpa a los otros ingredientes "secretos" puestos en los cigarrillos por las compañías tabacaleras. "Si, ¡tiene que ser esto!" clamaron, hasta que un puñado de científicos señaló que los mismos ingredientes "secretos" habían sido incluidos en el experimento con ratones, y por lo tanto habían demostrado ser incapaces de producir cáncer de pulmón. El único camino para los gobiernos ha sido, silenciar la verdad, y mentir de forma deliberada y descarada, inundando a la opinión pública con propaganda falsa. La propaganda falsa y los fondos anti-fumadores comenzaron en los años 60, y las decenas de miles de médicos que habían pasado por las escuelas médicas, se les había adoctrinado que fumar produce cáncer. "El fumar produce cáncer de pulmón" se convirtió en un credo donde la fe ciega se convirtió en el sustituto de la prueba.
En poco tiempo, las pantallas de televisión se inundaron con imágenes de "pulmones de fumadores" terriblemente ennegrecidos y acompañados con el eslogan ese de "morirá en una larga y horrible agonía si no deja de fumar ahora". Por supuesto que todo esto era una mentira patética. En la morgue, los pulmones de un fumador y los de un no fumador tienen un color rosado idéntico, y la única forma de que un forense pueda asegurar que el difunto ha sido un fumador, es que encuentre manchas de nicotina en sus dedos, un paquete de cigarrillos en su bolsillo del abrigo o que uno de sus parientes, irresponsablemente, admita en el registro que ese difunto fumó una vez la hierba maldita.
¿De dónde salen esos pulmones negros? De un trabajador minero quien, a través de toda su vida respiró en cantidades copiosas microscópicas partículas de polvo de carbón; igual que las partículas radioactivas que se incrustan profundamente en el tejido de los pulmones y se mantienen allí para siempre. Si se trabaja en una mina de carbón durante veinte años o más sin una máscara facial, sus pulmones, seguramente, tendrán ese aspecto. Mucha gente se pregunta cómo es que esos ratones fumadores fueron protegidos de las mortales partículas radiactivas, y también por qué los números reales actualmente muestran muchos más no fumadores muriendo de cáncer de pulmón que fumadores. Según el profesor Sterling de Simon Fraser University, en Canadá:
"Fumar estimula la formación de una delgada capa de moco en los pulmones, "la cual forma una protección que evita que cualquier partícula portadora de cáncer pueda penetrar en el tejido pulmonar."
Las mortales partículas radiactivas inhaladas por un fumador inicialmente podrían ser atrapadas por la capa de moco, y luego ser despedidas del cuerpo antes de que entren al tejido.
No todos los hechos están documentados y referenciados como a usted le gustaría ver, pero hay suficiente información como para hacer que su cerebro BUSQUE POR SÍ MISMO la realidad, al menos por ahora, de manera diferente; no es un argumento creíble eso de "se dice que...". Por lo tanto, el objetivo aquí no es descubrir una conspiración contra nosotros por los gobiernos del mundo, sino preguntar y desafiar esos puntos de vista, asumidos, que tenemos sobre este tema, desde un ángulo radicalmente diferente. Ejercite su cerebro y cuestione su visión mental más sagrada y profunda de la realidad, siempre saludable. Cuanto más lo haga, si de verdad quiere saber, anticipará y, posiblemente, cambiará su futuro y el de sus allegados. Puede contribuir a salvar al Mundo de esta mentira.
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