No todos los gobiernos del mundo tienen el mismo problema. Japón y Grecia tienen el número más alto de fumadores del mundo, pero tienen la incidencia más baja de cáncer de pulmón. En contraste directo con esto, América, Australia, Rusia y algunos grupos de Islas del Pacífico Sur tienen el número más bajo de fumadores del mundo, pero la incidencia más alta de cáncer de pulmón.

Esta es la pista básica para descubrir la absurda pero bien establecida mentira médica occidental de que "fumar provoca cáncer de pulmón".

A comienzos del siglo 20 casi una de cada dos personas fumaban, pero la incidencia de cáncer de pulmón se mantuvo tan baja que fue prácticamente no mensurable. Pero el 16 de julio de 1945 sucedió algo aterrador que finalmente causaría que los gobiernos occidentales distorsionaran la percepción del fumar para siempre. Se realizó el primer ensayo nuclear, conocido como el "Trinity Test", la primera arma nuclear sucia que se detonó en la atmósfera.

Una esfera de seis kilos de plutonio, comprimida supercríticamente por lentes explosivas. La Trinity explotó sobre Nuevo México con una fuerza aproximada de 20.000 toneladas de TNT. (20 Megatones) y en cuestión de segundos, miles de millones de mortales partículas radioactivas fueron expandidas en la atmósfera. El gobierno norteamericano sabía de la radiación y sus letales efectos sobre los humanos, pero ignoró completamente la salud y el bienestar de la población. Hay que saber que: Una simple partícula radiactiva en la piel es suficiente para adquirir cáncer de piel. Inhalarla, es suficiente para originar un cáncer de pulmón mortal.

La microscópica partícula-radioactiva se adhiere profundamente en el tejido del pulmón y causa una incontrolable multiplicación celular. ¿Como podemos estar absolutamente seguros de que las partículas radioactivas inhaladas causan cáncer de pulmón cada vez que un sujeto es expuesto internamente? Los científicos ya lo han demostrado. Se ha experimentado con miles de ratones y ratas a través de los años, exponiendo deliberadamente sus pulmones a material radioactivo.

Los numerosos resultados científicos documentados son idénticos: cada ratón o rata obedientemente contrae cáncer de pulmón y luego muere. La teoría ha sido convertida en hechos científicos. El agente sospechoso (material radiactivo) causó el resultado sostenido (cáncer de pulmón) cuando es inhalado por mamíferos. La magnitud del riesgo de contraer cáncer de pulmón para los humanos originado por las partículas radioactivas en la atmósfera es real y significativa. Antes de que las grandes potencias prohibieran definitivamente los ensayos atómicos atmosféricos en 1963, más de 4.200 Kg de plutonio habían sido descargados en la atmósfera. Ya que sabemos que menos de un micro-gramo (millonésima parte de un gramo) de plutonio inhalado causa cáncer terminal de pulmón en el humano, sabemos por lo tanto que las potencias nucleares han emanado 4.200.000.000, (4,2 mil millones), de dosis letales, en la atmósfera, con una vida media de la partícula radioactiva de 50.000 años.

El material radiactivo existe en el armamento nuclear actual antes de la detonación, pero de lejos el mayor número de partículas radiactivas mortales son las derivadas de la basura común o arena absorbida del suelo, e irradiada a esta viajando verticalmente a través de la bola de fuego durante la explosión. Estas partículas forman holgadamente la mayor parte del "humo" que se puede ver en cualquier imagen de una detonación nuclear atmosférica. En muchos casos varias toneladas de material, pero seamos increíblemente conservadores y afirmemos que solamente 1000 Kg de material de superficie es expandido en cada ensayo nuclear atmosférico.

Antes de ser prohibidos por Rusia, Inglaterra y Norteamérica, se realizaron un total de 711 ensayos nucleares atmosféricos, creando por consiguiente 711.000 Kg de mortales microscópicas partículas radioactivas, a las que deben ser agregados los 4.200 Kg originales de las mismas armas, para un aproximado, pero muy conservador, total de 715.200 Kg.

Hay más de un millón de dosis letales por Kg., significando que los gobiernos han contaminado la atmósfera terrestre con más de 715.000.000.000, [715 mil millones] , de tales dosis, suficiente para causar cáncer de pulmón o cáncer de piel, 117 veces, en cada hombre, mujer o niño en la Tierra. Antes que usted lo pregunte. No, las partículas radiactivas no desaparecen, perduran al menos hasta dentro de 50.000 años. Con una vida media de 50.000 años o más, estos incontables trillones de mortales partículas radioactivas manufacturadas por los gobiernos estarán esencialmente con nosotros para siempre. Esas partículas se expanden por todo el planeta de forma aleatoria. Los vientos u otros fenómenos atmosféricos es todo lo que necesitan. Doce años después del cataclismo del Trinity Test, se hizo obvio para los gobiernos occidentales que las cosas se estaban poniendo completamente fuera de control, con un reporte en 1957 del British Medical Research Council afirmando que: "Las muertes globales de cáncer de pulmón se habían más que duplicado durante el periodo 1945 a 1955". No se ofreció una explicación.

Durante el mismo período de diez años, las muertes por cáncer en las cercanías de Hiroshima y Nagasaki aumentaron tres veces. Al final de las pruebas atmosféricas oficiales en 1963, la incidencia de cáncer de pulmón en las islas del Pacífico se multiplicó por cinco desde 1945. Habiendo arruinado el medio ambiente completamente por 50.000 años, era hora de que los "grandes gobiernos" comenzaran a tomar serias acciones de "distracción". ¿Cómo engañar a la gente haciéndoles creer que los culpables de contraer cáncer de pulmón son ellos mismos, de forma que el gobierno nunca pueda ser culpado o demandado? La única sustancia obvia que la gente inhala en sus pulmones, aparte del aire, era el humo del tabaco, de modo que el gobierno, hizo pie, ahí.

Los "investigadores médicos" repentinamente se encontraron inundados con masivos subsidios gubernamentales todos orientados a obtener el mismo resultado final: "Demostrar que fumar produce cáncer de pulmón". Los científicos verdaderos (especialmente algunos notables físicos nucleares) sonrieron amargamente por los iniciales patéticos esfuerzos del nuevo lobby anti-fumador, y los tentaron en la más mortífera trampa de todas. Fueron invitados a demostrar sus falsas afirmaciones bajo las mismas rígidas reglas científicas utilizadas cuando se probó que las partículas radioactivas causan cáncer de pulmón en los mamíferos. Recuerde, para que cualquier teoría sea aceptada científicamente, primero debe aprobarse de acuerdo con rigurosos requerimientos universalmente aceptados por los científicos. Primero el agente sospechoso (el humo del tabaco) debe ser aislado y luego usado en experimentos de laboratorio para producir los resultados afirmados, por ejemplo, cáncer de pulmón en mamíferos. A pesar de haber expuesto literalmente a miles de especialmente vulnerables ratones y ratas, al equivalente de 200 cigarrillos por día durante años, al final, "la ciencia médica" nunca pudo inducir cáncer de pulmón en ningún ratón o rata.

Sí, usted leyó correctamente.

Por varias decenas de años, centenares de miles de médicos le han estado mintiendo deliberadamente.

Tras exponer a miles de ratones y ratas, al equivalente de 200 cigarrillos por día durante años, "la ciencia médica" no pudo inducir cáncer de pulmón en ellos.

Los científicos independientes han demostrado de manera concluyente que fumar no es la causa del cáncer de pulmón. Y más aún, en un experimento "accidental" que no se permitió publicar, los científicos demostraron que fumar realmente ayuda a proteger contra el cáncer de pulmón. Habitualmente los ratones y ratas son utilizados solamente una vez en un experimento científico, y luego destruidos. De esta manera los investigadores se aseguran que los resultados de cualquier sustancia que están testando no pueda ser "contaminada" accidentalmente por los efectos de otra sustancia. Pero esta vez una parte de los ratones expuestos al tabaco en el primer experimento, fueron utilizados para el experimento de las partículas radiactivas, el cual en el pasado había matado a todos los infortunados sujetos del test. Pero esta vez, contra todas las probabilidades, el sesenta por ciento de los ratones fumadores sobrevivieron a la exposición de las partículas radiactivas. La única variable fue su exposición previa a copiosas cantidades de humo de tabaco. La presión del gobierno se hizo sentir inmediatamente y los hechos eliminados, pero esto no silenció por completo a todos los científicos.

El Profesor Gerhard Schrauzer, Presidente de la International Association of Bio-Inorganic Chemists, testificó ante un comité del Congreso de los EE.UU. en 1982 que se había comprobado científicamente que ciertos componentes del humo del tabaco actúan como agente anti-cancerígeno en animales de laboratorio. Continuó diciendo que cuando cancerígenos conocidos (sustancias que causan cáncer) se aplican a los animales, la aplicación de componentes del humo del tabaco los contrarrestan. Además testificó bajo juramento ante el comité que "no hay ingredientes del humo del cigarrillo que hayan mostrado causar cáncer de pulmón al humano", agregando que "nadie ha sido capaz de producir cáncer de pulmón, en animales de laboratorio, a partir de fumar".

Probablemente esta dura verdad condujo a gobierno y a los médicos cuasi "investigadores" a un enfado frenético. Para 1982 ellos realmente habían comenzado a creer su propia ridícula propaganda. Repentinamente echaron la culpa a los otros ingredientes "secretos" puestos en los cigarrillos por las compañías tabacaleras. "Si, ¡tiene que ser esto!" clamaron, hasta que un puñado de científicos señaló que los mismos ingredientes "secretos" habían sido incluidos en el experimento con ratones, y por lo tanto habían demostrado ser incapaces de producir cáncer de pulmón. El único camino para los gobiernos ha sido, silenciar la verdad, y mentir de forma deliberada y descarada, inundando a la opinión pública con propaganda falsa. La propaganda falsa y los fondos anti-fumadores comenzaron en los años 60, y las decenas de miles de médicos que habían pasado por las escuelas médicas, se les había adoctrinado que fumar produce cáncer. "El fumar produce cáncer de pulmón" se convirtió en un credo donde la fe ciega se convirtió en el sustituto de la prueba.

En poco tiempo, las pantallas de televisión se inundaron con imágenes de "pulmones de fumadores" terriblemente ennegrecidos y acompañados con el eslogan ese de "morirá en una larga y horrible agonía si no deja de fumar ahora". Por supuesto que todo esto era una mentira patética. En la morgue, los pulmones de un fumador y los de un no fumador tienen un color rosado idéntico, y la única forma de que un forense pueda asegurar que el difunto ha sido un fumador, es que encuentre manchas de nicotina en sus dedos, un paquete de cigarrillos en su bolsillo del abrigo o que uno de sus parientes, irresponsablemente, admita en el registro que ese difunto fumó una vez la hierba maldita.

¿De dónde salen esos pulmones negros? De un trabajador minero quien, a través de toda su vida respiró en cantidades copiosas microscópicas partículas de polvo de carbón; igual que las partículas radioactivas que se incrustan profundamente en el tejido de los pulmones y se mantienen allí para siempre. Si se trabaja en una mina de carbón durante veinte años o más sin una máscara facial, sus pulmones, seguramente, tendrán ese aspecto. Mucha gente se pregunta cómo es que esos ratones fumadores fueron protegidos de las mortales partículas radiactivas, y también por qué los números reales actualmente muestran muchos más no fumadores muriendo de cáncer de pulmón que fumadores. Según el profesor Sterling de Simon Fraser University, en Canadá:

"Fumar estimula la formación de una delgada capa de moco en los pulmones, "la cual forma una protección que evita que cualquier partícula portadora de cáncer pueda penetrar en el tejido pulmonar."

Las mortales partículas radiactivas inhaladas por un fumador inicialmente podrían ser atrapadas por la capa de moco, y luego ser despedidas del cuerpo antes de que entren al tejido.

No todos los hechos están documentados y referenciados como a usted le gustaría ver, pero hay suficiente información como para hacer que su cerebro BUSQUE POR SÍ MISMO la realidad, al menos por ahora, de manera diferente; no es un argumento creíble eso de "se dice que...". Por lo tanto, el objetivo aquí no es descubrir una conspiración contra nosotros por los gobiernos del mundo, sino preguntar y desafiar esos puntos de vista, asumidos, que tenemos sobre este tema, desde un ángulo radicalmente diferente. Ejercite su cerebro y cuestione su visión mental más sagrada y profunda de la realidad, siempre saludable. Cuanto más lo haga, si de verdad quiere saber, anticipará y, posiblemente, cambiará su futuro y el de sus allegados. Puede contribuir a salvar al Mundo de esta mentira.